"Nos parece un milagro que la gente siga escuchando nuestra música y viniendo a nuestros conciertos"
La banda aragonesa publica este viernes su noveno álbum, Dolce Vita. Tras seis años de silencio, el disco se grabó en mitad de su última gira.
Son Eva Amaral (Zaragoza, 1972) y Juan Aguirre (San Sebastián, 1965) dos individuos genuinamente libres y un núcleo indivisible desde hace más de 30 años. Y lo son, sobre todo, por convicción. Porque hoy Amaral sigue sonando a eso, a Amaral, a lo que ya sonaba a finales de los 90, a principios de los 2000, inalterable más allá de algún retoque electrónico puntual. Porque en mitad de la era de producción masiva de música, ellos han tardado seis años en poner su noveno álbum en el mercado para poder cincelar cada uno de los 15 temas que componen el doble disco Dolce vita, que este viernes ve la luz. Porque, sin ambages ni pretensiones, en mitad de ese sonido pop reverberan gran parte de los problemas y los debates sociales de este tiempo, como ya sucedió con todo lo anterior. Porque así lo dice la primera canción de su nuevo trabajo: «Libre como el día en que nací / así he de vivir / hasta que me muera...».
«La libertad absoluta, la del niño recién nacido, es claramente una utopía, pero es la imagen que queremos que nos acompañe. Tener libertad creativa y a todos los niveles es una constante que nos ha acompañado antes incluso de ser músicos», asegura Eva, sentada frente a Juan, en una cafetería de Madrid en la que es la primera entrevista del grupo para presentar su nuevo trabajo. Ella, que nunca se ha sentido música, aún encuentra tres décadas después en este arte la forma de expresarse. «Suena a tópico, pero para mí este es nuestro disco más personal. Nos hemos escondido menos debajo de capas de instrumentos, las letras tienen más desnudez emocional. Tiene que ver mucho con destapar la parte irracional, con dejar de lado un poco la razón y que fluyan las cosas», complementa Juan, que, en contraposición a su compañera de banda, se sintió músico desde su más tierna infancia.
De ese fluir ha brotado una oda libertaria forjada en la parte final de su última e infinita gira por toda España. Mientras tocaban los fines de semana, la semana se convertía en el momento para encerrarse a grabar en el estudio. «No es la primera vez que caemos en el autoengaño de pensar que podemos estar girando, componiendo y grabando al mismo tiempo», expone Eva. Además, en este caso, el puzle para encajar las 15 canciones que componen el álbum fue cambiando hasta el final mientras los conciertos seguían por toda la geografía nacional. De ahí que la publicación del disco, dilatada también por un problema familiar en el grupo, se haya ido extendiendo en el tiempo hasta el arranque de este 2025. «Nos hubiera encantado ir más rápido, pero no ha sido posible. Y tampoco nos vamos a dejar arrastrar por la ansiedad general que hay de cosas nuevas, constantes y por unos tiempos totalmente acelerados. Supongo que siempre atrae la idea de estar de gira y grabar a la vez porque el disco se alimenta de esa energía del directo. Pero lo que es bueno para el sonido, es malo para la salud», concluye la vocalista.
P. Los dos primeros temas del disco son ‘Libre’ y ‘Tal y como soy’. ¿Es una declaración de intenciones?
JUAN AGUIRRE. Las canciones no hablan del grupo ni de nosotros como músicos, hablan de nosotros como personas. El origen de Libre es la ambición de vivir siempre como naciste, pero también la estupefacción. Hace unos años nos llamaron para darnos una Medalla de las Bellas Artes y nos quedamos bastante estupefactos porque no tenemos claro que seamos merecedores de algo así. Nos parece muy poco lo que hemos hecho, ocho discos [con este nueve], si pensamos en las carreras de los escritores y las bandas legendarias.
P. Son más de 20 años con un éxito bastante considerable, tienen un estatus de cierto prestigio y de referentes dentro del pop español...
EVA AMARAL. La verdad es que es una suerte tener este cariño del público. En un mundo que va tan deprisa me cuesta aún creer que la gente siga viniendo a nuestros conciertos y escuchando nuestra música. Me parece un milagro. Pero nuestro público, ya desde las primeras veces, era muy diverso. Gente de distintas generaciones y estéticas. Eso quizás ha hecho que la gente se siga enganchando a nuestra música. Nota aquí.
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