Sigo improvisando platos (sublimes o intragables)
A veces limpio el cuarto
hasta el exceso,
pero muchas veces, no.
Las cartas del banco arden, como siempre, un segundo antes de que las abra.
Creo
que creo
en lo creo
aunque en mis tarjetas de visita ponga: «Incrédulo».
Se me llena la cabeza de abejas o de ranas
cuando me sopla dentro una novela
y salgo a contarla por el barrio
Tengo frío en verano,
calor en pleno invierno,
y nunca sé qué hacer
en primavera.
Me reseteo más que Windows,
pero solo un día al año
me bloqueo.
Y amaso versos entre los dedos
para darle de comer al viento.
Todo bien, como ves.
Casi como cuando estabas.
Casi.
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