“En Adrogué canté ‘Hasta la victoria’ en un club pero no volví nunca más” .
Se abre la puerta y aparece un mundo repleto de canción. Algunos cuadros y piezas incaicas suman al escenario, junto a distinciones y premios que lucen impecables. Más tarde, después de pocos minutos, sale a escena ella: la canción hecha mujer. Esta vez no es en ninguno de los miles de escenarios en los que regaló y regala su talento, sino en el living de su casa. Leer nota.
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