Aún es pronto.
Como su propio nombre, mitad popular y mitad aristocrático, Blas de Otero siempre sonó a dos cosas distintas: una persona normal y un héroe, un poeta conocido y un misterio. Su imagen era la de un abanderado, pero los rumores que corrían sobre él hablaban de alguien con tendencias depresivas, frágil hasta el desamparo, en perpetuo equilibrio entre la convicción de sus versos y la inseguridad de su carácter. Nota completa aquí.
miércoles, junio 09, 2010
Benjamín Prado
Publicadas por Romano a la/s 7:19 p.m.
Etiquetas: Benjamín Prado
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