Que suerte, Dios no existe
Me estremece la noticia que veo en todos los informativos, de la señora que acaba de encontrar a su hija. No la había perdido. Se la habían raptado. Se la habían robado. ¿Unos delincuentes mafiosos, quizás? En el fondo, sí. Una mafiosa delincuente. Una mujer de Dios. Una monja. Nota aquí.
jueves, abril 05, 2012
Joaquín Carbonell
Publicadas por Romano a la/s 10:35 a.m.
Etiquetas: Joaquín Carbonell
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