viernes, febrero 15, 2013

Joaquín Pérez Azaústre


El espíritu de Atocha.
Si “todo es falso menos alguna cosa”, habrá que dilucidar la gravedad de esa cosa.

Saliendo a Antón Martín por la calle León hay una multitud alrededor del monumento El abrazo, hay una multitud que se abraza también en torno a esas espaldas enlazadas de cuerpos que se engarzan entre sí a través de abrigos y gabardinas y manos, como si todo un pueblo pudiera edificarse dentro de ellos, de su corro sin cara con la sucesión circular de espaldas anchas. Es el monumento de Juan Genovés a los abogados laboralistas asesinados en el despacho de Atocha 55 la noche del 24 de enero de 1977. En torno a él la gente, como reproduciendo la escultura en piel y músculos henchidos de la vitalidad que les robaron hace 36 años, hace toda una democracia. Nota aquí.

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