La Casa de La Vasca, cuna de tangueros
Secreta Buenos Aires.
Eran apenas tres palabras: “Maestro, puede empezar”. Entonces, desde el piano llegaban los sonidos de un tango, una milonga o, tal vez, una polca. La ceremonia se repetía cada noche, de lunes a lunes, y cerca de las 23. Era el ritual que la dueña de la casa, María Rangolla, cumplía siempre para dar inicio a una velada con mucha danza pero también con ese “algo más” que los hombres solos iban a buscar en la calle Europa 2721 (actual Carlos Calvo) a metros de la avenida Jujuy. El lugar era una típica casa chorizo –de las que abundaban entonces en el barrio de San Cristóbal y en la Ciudad– a la que todos conocían simplemente como La Casa de María, La Vasca. Nota aquí.
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