La leve huella de Borges en Ginebra, la ciudad adonde fue a morir
Hoy se cumplen 30 años de su partida.
Una cortada de una cuadra y media lleva el nombre del escritor. Un recorrido por sus calles.
Amaba esta ciudad arisca en primavera -lleva días de lluvia y frío- porque aquí, según él, se volvía invisible. “En Ginebra me siento extrañamente feliz. Eso nada tiene que ver con el culto de mis mayores y con el esencial amor a la patria. Me parece extraño que alguien no comprenda y respete esta decisión de un hombre que ha tomado, como cierto personaje de Wells, la determinación de ser un hombre invisible”, escribió Jorge Luis Borges en una carta de catorce líneas fechadas el 6 de mayo de 1986, 39 días antes de morir en la Vieille Ville, el casco histórico de la ciudad. Nota aquí.
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