domingo, septiembre 18, 2016

Fran Fernández

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Siempre pensé que cuando Rodolfo Serrano decía que le pondría a su libro el nombre de un poema mío de #elartedetocarte que había leído y le había encantado, lo hacía por pura amabilidad, porque él siempre tiene una palabra de ánimo y aprecio para los que frecuentamos el buen querer.
Y lo hizo, lo ha hecho de verdad, le ha puesto el nombre de este poema que hoy os comparto, a su libro "Fábricas abandonadas".
Es entonces cuando me veo en aquel pueblo de Granada, con 15 años, fascinado por la canción "Instrucciones para salvar el odio eternamente" que cantaba Ismael y cuya letra era de su padre, Rodolfo.
Y entonces, todo cobra sentido, y un pequeño círculo se dibuja en mi memoria.


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