Estación de Santa Justa.
Son las seis de la mañana.
Es diferente a La Habana
Sevilla, pero me gusta.
Mi reló interno se ajusta
sin problema al nuevo horario.
Me encanta el sonambulario
que miro a mi alrededor.
No hay ni frío ni calor
(termómetro innecesario).
Llego a la Estación. Vacía.
Muy pocos madrugadores.
No están ni los vendedores
de prensa y bisutería.
Solo en la cafetería
venden cafés, zumo, pan,
agua, donut y cruasán.
Y hay unos pocos viajeros
gastándose los dineros
con macilento ademán.
Muy pocos madrugadores.
No están ni los vendedores
de prensa y bisutería.
Solo en la cafetería
venden cafés, zumo, pan,
agua, donut y cruasán.
Y hay unos pocos viajeros
gastándose los dineros
con macilento ademán.
Completo aquí.
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