"No tengo que defender un carajo, ahí está la canción"
Mientras en las plataformas ya suena "Freak", Gabriel Fernández Capello sigue trabajando en el álbum que aparecerá el año próximo. Y aunque sigue desconfiando de las entrevistas, no ahorra definiciones sobre su relación con la música y otras cuestiones.
Vicentico se zampa un cóctel de pastillas, se levanta el pelo hacia los costados –lo transforma en dos orejas lobunas– y se calza un traje con tiradores que le abulta la panza. Sale a dar vueltas por la trastienda de un cine en penumbras, abstraído en una especie de trance felino que lo pone a bailar agazapado y a cantar que “Yo soy feo, feo / Por eso a mí me tienen miedo, miedo”. Así se presenta en el video de “FREAK”, la canción que acaba de lanzar y que es al mismo tiempo la primera pieza que exhibe de una maquinaria todavía inacabada: su próximo disco. Desde el lanzamiento de Último Acto (2014) –su último trabajo como solista, que terminó por posicionarlo como un exótico crooner capaz de renovar y canalizar la ternura latinoamericana–, acumuló horas de soledad en el estudio de su casa, el método más eficaz que encontró para propiciar sus canciones. Después de cinco años, “FREAK” aparece como un retorno hacia los caminos trazados por el frenesí del movimiento. Una canción psicodélica e inflamable, propulsada por vientos calientes y teclados anómalos en la que Vicentico parece desprenderse de cierta carga introspectiva y mirar una vez más hacia la luz del ritmo. Nota aquí.
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