Aprendiendo
Ahora escucho con oídos de agua
La leve percusión de tu llamada,
Es como un xilófono de hojas,
Un funeral de cigarras,
Una procesión de grillos.
Oigo ese tambor lejano
Que, solemne, se aproxima,
Su son solitario se debe a la calma,
No hay prisa,
Pero está ahí,
Es cierto, pero no inquietante,
La madurez se basa en el arte de la despedida,
Y ahora soy consciente,
Y sigo escuchando,
Y sigo aprendiendo.
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