Mañanitas de otoño
Las mañanas de otoño y esas hojas
doradas en el aire puro y frío.
Un mirlo se levanta y vuela al cielo.
Una luz imposible por el parque.
Un instante de antiguas catedrales
envuelve esta quietud del largo octubre.
Camino muy despacio. Muy lejano
me llega un rumor sordo de automóviles
Hay un susurro de ángeles sin alas,
como un viento dormido en las moreras.
Azul, azul el cielo y estas sombras
que recorren las calles aún desiertas.
Amanece con un escalofrío
en las altas paredes. Un anciano
-yo mismo, me doy cuenta- se contempla
en un escaparate de rebajas.
Una muchacha corre, bella y ágil.
Me sonríe al pasar justo a mi lado.
Huele a café y a aroma de hojas secas.
Y ese piar de pardos gorriones.
Estas mañanas de otoño. Estas mañanas.
El mundo amaneciendo en los tejados,
sobre cables y antenas. Ahora mismo
la vida es la promesa más hermosa.
(Como si por primera vez amaneciera).
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