OTOÑO
Qué más quisiera yo que volver a escribir
un poema de amor y de deseo
-aunque fuera mediocre como siempre-
que hablara de tu lengua y de tus manos
como si todavía la esperanza
le diera tiempo al tiempo.
Qué más quisiera yo que seguir extrañándote a mi lado
cuando en la madrugada me sobra tanto espacio
y no viene tu imagen como antes
a ocupar el vacío de mi vientre,
a enredar con tu abrazo mi cintura
y el insomnio se pierde en la certeza
de que ha acabado todo, hasta los sueños.
Cómo me gustaría que mi piel todavía se erizara
con el recuerdo dulce de tu boca
recorriendo mi espalda muy despacio,
y, una a una, contándome las vértebras,
escalara montañas,
se sumergiera en las profundidades
en su lento camino hacia mi grito.
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