LLEGAS
Llegas como luciérnaga en madrugadas tranquilas.
Con palabras arropadas por la luz de un candil desvelado.
Como un tiempo inesperado que deshoja las horas en minutos,
Llegas en primavera, desde el mar,
desde una ventana luminosa,
con la fuerza del oleaje arrastrando caracolas y orillas.
Llegas del horizonte,
donde cielo y mar trenzan un difuminado hilo que marca el rumbo,
donde los ojos desprenden versos varados en una playa de espejos.
Llegas cuando la música, a altas horas de la noche,
acaricia el cuerpo y lo mece en silencio sobre las sábanas.
Llegas y todo permanece.
Y entonces,
nace un tiempo.
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