sábado, julio 20, 2024

Joaquín Lera

 Me vuelco en la utopía, estoy agradecido,

intento en la distancia sentirme acompañado.
Mis días te recuerdan, cada noche te escribo.
Aunque me desmanteles,
aún sigo emocionado.
No guardo ni un reproche, acepto esta condena,
me matas lentamente y con tanta ternura,
que evoco al imposible para romper cadenas,
y pido a la experiencia que no me deje a oscuras.
Me basta con quererte, aunque no me hagas caso,
ajeno a lo que piensen los que nunca me aceptaron.
Me resisto a olvidar el tacto de tus labios,
disculpa si clausuro la puerta del fracaso.
Me salgo del camino, no me puede el cansancio,
encuentro mil motivos para seguir soñando,
descalzo y sin abrigo en tu honor me desangro,
me hago el harakiri, no espero nada a cambio.
Te extraño sin malicia, de ti nunca me olvido,
confío en mi desvelo, no
estar equivocado.
Espero que el destino me trate con cariño
y el tiempo me devuelva la luz de tus encantos.
Agoniza el silencio, persiguiendo pasos,
no pretendo ser la sombra de un fantasma agonizando.
Mi derrota no es tal, es un destello imaginario.
No es una maldición, tu niebla no hace daño.
Apuesto por la vida. Sobreviví al naufragio.
Contemplando mi ría, siempre anodadado.
Cercana letanía, no hay puerto desolado.
Aunque suene a utopía,
creer en ti, me ha salvado.



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