Moris recuerda los tiempos de "Ciudad de guitarras callejeras"
"Tuve mucha suerte en poder hacerlo", señala el legendario músico, uno de los padres fundadores del rock argentino. Su opus dos contiene varias canciones que se convirtieron en clásicos.
Se cumple medio siglo de su lanzamiento, pero sigue teniendo la misma potencia: Ciudad de guitarras callejeras, segundo disco de Moris, la previa del exilio en España, sigue impactando aun hoy. Pero, claro, hay una historia previa.
El 2 de junio de 1966, la filial local del sello CBS accedió a que un ignoto cuarteto registrara tres temas. El conjunto, de escasa trayectoria y con varios cambios de alineación desde su nacimiento, estaba liderado por Mauricio Birabent. El cantautor y guitarrista, apodado Moris, era secundado por Alberto Ramón García -conocido bajo el mote de Pajarito Zaguri- en coros, Antonio Pérez Estévez en bajo y Alberto Fernández Martín en batería. La banda había sido bautizada como Los Beatniks. El nombre aludía tanto a la generación beat (movimiento literario encabezado por escritores de la talla de Allen Ginsberg y William Burroughs) como a la corriente musical conducida por The Beatles.
La agrupación ostentaba una sonoridad impactante y monolítica. En esas canciones, además, contó con el aporte de Jorge Navarro en órgano. “Rebelde”, de poética contestataria, era una pieza apabullante. “No finjas más” intentaba despabilar a los adoradores de la frivolidad. “Soldado” era una incisiva proclama antibélica que permanecería inédita durante tres décadas. Las dos primeras, en cambio, fueron lanzadas en un simple. Para promocionarlas, el grupo realizó una performance en la caja de una camioneta que recorrió el centro porteño. También se zambulló en una fuente en pleno Barrio Norte. Los hechos, reflejados por algunos medios, no aumentaron las exiguas ventas de la placa. Al poco tiempo, el combo se disgregó.
En aquellos tiempos, Moris solía concurrir a La Cueva. El sótano, ubicado en la Avenida Pueyrredón 1723, era un reducto que aglutinaba a jazzeros y rockeros. Allí conoció a músicos y poetas como Javier Martínez, Litto Nebbia y Alberto “Pipo” Lernoud. Entrada la madrugada, cuando el lugar cerraba sus puertas, la cofradía rumbeaba hacia La Perla. El bar, emplazado en el cruce de las avenidas Rivadavia y Jujuy, estaba abierto las veinticuatro horas. Los “cueveros” juntaban un par de mesas al fondo del local y comenzaban una tertulia donde los compositores mostraban sus creaciones. “Ayer nomás” era un texto de carácter testimonial escrito por Lernoud y musicalizado por Birabent. La pieza –con la letra modificada bajo la anuencia de sus autores– se publicó como lado B del primer simple de Los Gatos. La faz A traía una joya de Nebbia y José Alberto Iglesias, apodado “Tanguito”, que se convertiría en el primer éxito masivo del rock argentino: “La Balsa”. El vinilo, lanzado el 3 de julio de 1967, vendió 250.000 unidades. La onda expansiva del suceso llegó hasta el cantante quien, además de jugosas regalías, obtuvo reconocimiento y prestigio. Nota aquí.
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