DE CUANDO DAN LAS SEIS DE LA NADA
Cuando el sol parece no querer irse
y desiste el garbí de acariciar la tarde
un punto de oscura vehemencia
los pinos dejan de agitar el aire
olor de pinaza reseca
y podridas algas
cielo vencido más allá del horizonte
donde amor y desamor nada significan
en la lontananza
nada preocupa a este poeta
el lugar donde la nada no es nada
el punto de oscura vehemencia
un eterno mar de penumbra
que cruza la raya
sin dejar estela ni espuma
-ni pétalos de la rosa destruida
jardín de cruces oxidadas-
un navegar sin aguas y sin horas
un viaje sin islas ni puertos
un abismo quizás de negra estampa
el último alarido de la mortecina luz
que el vuelo del águila dibuja
como fatal chillido de un día que se acaba
sin amanecer y sin trinos del jilguero
sólo las campanas del adiós
tañen sobre el solitario viento de la noche sin mañana.
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