martes, junio 10, 2025

Stewart Copeland

 Stewart Copeland, una leyenda más allá de The Police: “Es más sexy ser Bruce Springsteen que encarnar a Batman”

El percusionista repasa su obra colosal y su vida novelesca en documental que desentraña sus múltiples facetas musicales.

La madre de Stewart Copeland era arqueóloga y en una de sus visitas a Isfahan, en lo que hoy llamamos Irán, aprovechó para adquirir varias alfombras que durante años embellecieron los suelos de la casa familiar. El dato puede parecer irrelevante, pero al hombre llamado a convertirse en batería de The Police ―entre otro puñado de logros nada desdeñables― le gusta pensar que aquellas moquetas orientales tuvieron mucha culpa de su instinto musical. Se trata de una convicción y no de una mera licencia poética, aclara con su verbo siempre tan cordial como vehemente: “Soy el menor de cuatro hermanos y me pasé gateando sobre aquellas alfombras persas los dos primeros años de mi vida. Y un día, ya bien mayor, reparé en su combinación de formas, en esa mezcla de color, geometría, orden y caos. Así es exactamente mi música. Eso es justo lo que tengo en la cabeza”.

La anécdota de las alfombras es solo la primera pincelada de distinción en la vida absolutamente novelesca de Stewart Armstrong Copeland, un muchacho nacido hace 73 julios en Alexandria (Virginia) que a los dos meses de edad emigró a Egipto y luego a Beirut con toda su familia por una cuestión de alto Estado, literalmente: su padre era agente de la CIA. En la capital libanesa recibiría sus primeras lecciones de percusión, de manos de un batería armenio que se encargaba de amenizar musicalmente las noches en un club de estriptis de la ciudad. “Nadie me llegó a enseñar nociones sobre cómo desnudarme, por suerte, pero aquel hombre era brillante. Siempre se lo agradeceré”, sentencia un Copeland siempre muy asertivo en un reservado del hotel Pedro I, en Huesca, que esta tarde de sábado es un hervidero. Aunque la expectación no proviene de la presencia de uno de los mejores baterías en la historia del rock (el segundo, después de Keith Moon, de The Who, según una encuesta de la revista británica Q), sino de otro tipo de deidades contemporáneas: las futbolistas del primer equipo femenino del Barça, que horas después conquistarían la Copa de la Reina frente al Atlético de Madrid.

En realidad, al septuagenario que nos contempla con gesto vivaz nunca parecieron importarle en demasía los oropeles de la fama, quizá por el componente pragmático de quien ha tenido que sacar adelante una prole de ¡siete hijos! (“a los que por ahora debemos sumar cuatro nietos y cuatro mascotas”, apostilla). Pero cuando hace un par de años un joven y para él ignoto realizador aragonés le propuso elaborar un documental biográfico, decidió dar su visto bueno “como una concesión a la vanidad”. El resultado, Copeland, lleva la rúbrica de Pablo Aragüés (Zaragoza, 1982) y vivió este fin de semana su estreno absoluto dentro del Festival Internacional de Cine de Huesca, que dirime su edición número 53. Nota aquí.



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