"Poner el cuerpo es la manera de defendernos"
Dirigida por Carlos Rivas, la obra plantea un diálogo ficcional entre Albert Einstein y una misteriosa mujer que indaga sobre un enigmático hecho del pasado. Pero la charla con ambos actores va mucho más allá del escenario, y da cuenta del actual malestar en la cultura argentina.
Albert Einstein fue una de las grandes mentes del siglo XX, un científico brillante que además se convirtió en uno de los más conocidos en todo el mundo. Sus canosos pelos largos desprolijos y su grueso bigote ayudaron a transformar su rostro en el ícono global del “genio loco”. La teoría de la relatividad, a la que todos le reconocen su autoría pero casi nadie puede explicar, lo catapultó como una mente brillante, aunque pocos saben que el premio Nobel de Física de 1921 no lo obtuvo por esa investigación sino por sus aportes sobre el efecto fotoeléctrico. Claro que detrás del magnífico científico hubo un hombre del que poco se sabe y que vivió guardando un doloroso secreto. Un aspecto de la vida de Einstein que Relatividad, la obra que de viernes a domingo se presenta en el Teatro El Picadero, con el protagónico de Luis Machín y Gabriela Toscano, intenta iluminar no con lógica chimentera sino conceptual para tratar temas como la ética, la familia y la responsabilidad.
Relatividad es una de las últimas obras escritas por el estadounidense Mark St. Germain, el dramaturgo que suele abordar a grandes personalidades de la historia en textos basados en datos de la realidad para construir ficciones de posibilidades verosímiles. Así, en 2009 escribió La última sesión de Freud, la obra en la que el padre del psicoanálisis se cruza en una charla de antología con C. S. Lewis en las vísperas de la Segunda Guerra Mundial, y cuya puesta con Machín como protagonista continuará en El Picadero los domingos de agosto (a las 16) y los lunes de septiembre (a las 20). En 2013, St. Germain construyó un encuentro imaginario entre los amigos F. Scott Fitzgerald y Ernest Hemingway que dio como resultado la obra En el jardín de Alá.
En Relatividad, el dramaturgo se mete de lleno con el físico alemán. La historia está fijada en el frío invierno de 1949, cuando una misteriosa mujer (Toscano) aborda a la mente más brillante del siglo XX con la excusa de entrevistarlo sobre los aspectos más conocidos de su vida. Einstein (Machín) acepta la propuesta y la invita a su casa para llevarla a cabo, bajo la estricta presencia de su secretaria privada (Catherine Biquard). Pero lo que parecía ser una amable entrevista pronto se convierte en un interrogatorio de la joven sobre un enigmático hecho del pasado que Einstein intenta desviar de todas las formas posibles. ¿Es posible escindir al genio de un hombre que, como cualquiera, lidia con sus propios dilemas morales, éticos y humanos? Ese es uno de los interrogantes que la obra dirigida por Carlos Rivas dejará sonando en la cabeza de los espectadores.
“Relatividad es una obra que pone el foco en un aspecto de la vida de Einstein que no todos conocen, a través de una entrevista que da la sensación de que es una más y poco a poco va emergiendo un secreto del pasado del científico que lo incomoda”, le cuenta Toscano a Página/12. “En ese encuentro, aparecen una serie de cuestiones que tienen que ver con la ética, con la moral, temas en los que estos dos personajes tienen puntos de vistas muy distintos. La obra va por un carril emocional, donde también se va a conocer un poco quién era Einstein en la intimidad”.
-Relatividad es una obra escrita por St. Germain, el mismo de La última sesión de Freud, la pieza que protagonizaste durante los últimos dos años, Luis. ¿Qué tienen en común una y otra?
Luis Machín: -Hay temas que son comunes en St. Germain. Sobre todo con la posibilidad de acercarnos a estas figuras desde otro lugar. En este caso, a través de Relatividad vamos descubriendo el hombre detrás del que hizo tan importante aporte a la humanidad con sus descubrimientos. Son dos hombres que han hecho, que han cambiado la historia de la salud mental, en el caso de Freud, y la historia de la ciencia a partir de la teoría de la relatividad, en Einstein. St. Germain indaga sobre estos hombres, más allá de sus aportes a la Humanidad. ¿Cómo son vistos y cuánto de las cosas que ellos indagaron modifica la vida de la gente pero también de la propia? En el caso de Freud, su vínculo con con su hija Anna, su vínculo con el médico que lo que lo trató de su cáncer de laringe durante más de treinta años. Y en Relatividad, se opone la manera en que la mayoría de la gente veía la figura de Einstein y la posibilidad de descubrirlo en su casa, en su intimidad. Detrás de todo genio hay hombres y mujeres con sus pesares y dilemas. La obra va a poner de relieve cómo la sociedad juzga, cómo la sociedad se interroga a partir de comportamientos íntimos de personalidades tan relevantes. ¿Podemos juzgar al otro sobre sus acciones desde nuestra alejada perspectiva? Lo que hizo con su intimidad, ¿afecta la mirada que tenemos sobre su obra?
G. T.: -El autor toma estos personajes históricos, los estudia y a partir de datos reales de su biografía, construye una ficción para preguntarse sobre los seres humanos. ¿Qué es un buen hombre? ¿Qué es un gran hombre? ¿Son más importantes los logros profesionales, que cambiaron el mundo, que las acciones en su intimidad? St. Germain crea ficciones históricas para hablar sobre cuestiones que lo persiguen, como la existencia de Dios, las religiones, las relaciones, las acciones y sus responsabilidades…Nota aquí.
0 comentarios:
Publicar un comentario