sábado, diciembre 20, 2025

Milo J

 Milo J en Vélez: una noche para cantar lo que duele

Entre emoción, raíces folklóricas y pulso urbano, el rapero de Morón debutó en el estadio de Liniers ante 50 mil personas con un show atravesado por la memoria, los afectos y una ambición artística que cruza generaciones.

Sentado en una silla de madera como en el living de su casa, Milo J mira al cielo y se emociona. Piensa en los que ya no están. Y no puede creer estar frente a 50 mil personas en un estadio de Vélez repleto que canta a los gritos cada una de sus canciones, incluso las del nuevo disco, La vida era más corta (2025). “Este es un momento especial porque voy a conectar con el cielo. Esta canción se la dedique a mi abuela Norma y tuve el honor de hacerla junto a Silvio”, dijo antes de “Luciérnagas”, una de las canciones más emotivas y profundas del disco. La misma emoción lo invadió un rato antes, cuando cantó “Niño”, un aire de chacarera que trata sobre la muerte, uno de sus tópicos de cabecera. En ese momento, el joven rapero y compositor de Morón no logró contener las lágrimas y la mitad de la canción la terminó cantando el público.

Entre la sensibilidad telúrica del folklore y el delirio del trap transcurrió el primer Vélez de Milo J –que repetirá este viernes- en la calurosa noche del jueves. Con una puesta escénica que evocaba el espíritu La Salamanca –una cueva mítica en el monte donde habitan brujas y demonios- y a las raíces de la música argentina, el músico abrió el recital con “Bajo de la piel”, una canción que habla sobre las cicatrices del tiempo y que dialoga tanto con los tambores rioplatenses como con los bombos del noroeste argentino. En ese cruce constante se encuentra la música de Milo J: una mezcla orgánica entre los ritmos y paisajes de este territorio y los sonidos e instrumentos de la música urbana. Un claro ejemplo fue la segunda canción, “Solifican12”, un carnavalito sintético que lo emparenta con la escena de folklore digital del sello ZZK.

En este punto se explica el amplio alcance generacional de su música. Si bien su obra predominantemente conecta con un público joven de su generación, también logra conmover a públicos de generaciones anteriores. En los rincones de Vélez, por ejemplo, se veían tanto niños de seis años con sus padres y madres como adolescentes de 18 a 25 años. Incluso una generación rockera pos 35 disfruta de la música del pibe de Morón. Con tres discos publicados, dos EPs y varias canciones sueltas, Milo J encontró una voz propia en la música argentina y sigue forjándose un camino que parece no tener techo. “No tengo palabras para expresar lo agradecido que estoy. Es uno de los días más felices de mi vida. No quiero llorar pero me está costando”, dijo antes de “Niño”. Nota aquí.







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