lunes, noviembre 24, 2025

Omara Portuondo

 Omara Portuondo, la última gran diva de la música cubana

La diva del Buena Vista Social Club acaba de celebrar 95 años retirada de los escenarios. Su vida puede contar buena parte de la historia musical de la isla caribeña.

El 20 de enero de 2020, Omara Portuondo salió al escenario del Teatro Nacional de Cuba para celebrar sus 90 años con un concierto donde primaba la sensación de despedida. Sin embargo, entre canciones icónicas que ella ha hecho suyas, como Adiós Felicidad, Soy cubana, Lo que me queda por vivir, y el acompañamiento del pianista Roberto Fonseca y su orquesta -era la clausura del 35to festival Jazz Plaza-, la intérprete lanzó un pensamiento al auditorio. “¡Qué noche más linda! Ojalá tengamos más noches mágicas como esta. Si la pasamos tan lindo así, podemos vivir otras más. ¿Cierto?”, preguntó la artista, correspondida por un “¡Sí!”, efusivo, del público. Aquel sería su último recital en solitario, en Cuba, cuatro años antes de su retirada definitiva de los escenarios, forzada por su delicado estado de salud.

En Cuba, entre carencias y dificultades cotidianas, la gente siempre ha encontrado en la música, y la voz de Omara uno de sus bálsamos reparadores y parte de la banda sonora de sus mejores momentos. Excelencia musical, altas capacidades interpretativas, versatilidad e histrionismo sobre la escena, son algunos de los elementos que caracterizan el legado de una de las voces más impactantes y sobrecogedoras de la música cubana, cuyo sonido se ha paseado con soltura por géneros como la canción, el bolero, el son, el filin -que debe su nombre a la palabra en inglés feeling, alusiva a sentimiento- y ha marcado pautas que han servido de guía para artistas más jóvenes. La habanera Omara Portuondo, “la novia del Filin”, la diva del Buena Vista Social Club acaba de celebrar 95 años de una vida con la cual se puede contar buena parte de la historia musical de la isla caribeña.

Escuchar a esta leyenda es como viajar a tiempos de experimentación constante y revolución musical y cultural, cuando en Cuba confluían las voces de Portuondo, Elena Burke (Señora Sentimiento), Moraima Secada, mientras que en Estados Unidos otros públicos cubanos disfrutaban de Celia Cruz, Olga Guillot o La Lupe. Cada una de ellas brillaba con su estilo, personalidad y sensibilidad para interpretar la canción. Pero el tiempo -ya lo decía Pablo Milanés- es implacable. A sus 95 años, Omara Portuondo es la última gran diva de la música cubana y debe reivindicarse, sobre todo, en estos tiempos en que el término “diva” es tan manoseando por productores y artistas en ciernes que apenas cuentan con un hit como impronta.

Retirada definitivamente de los escenarios desde hace dos años, cuando su condición de salud ya hacía insostenible que la artista pudiera asumir un concierto entero y las exigencias de la escena, Omara Portuondo pasa sus días en familia, en La Habana. Acude a algunos homenajes a recibir el cariño del público, como ocurrió el domingo pasado en el Zócalo de Ciudad de México, en una celebración danzonera; según su entorno, la artista graba canciones y colaboraciones en algunas ocasiones -su disco más reciente, Eternamente Omara (Warner Music, 2025), y continúa cantando en la intimidad, algo que la llena de vida.

Conocida como “la novia del filin” por su alta capacidad para interpretar ese género de la canción, mucho antes de formar parte del fenómeno internacional Buena Vista Social Club, ha tenido una carrera que abarca más de siete décadas y una ingente discografía que da fe de un quehacer fértil. “Omara es la cantante cubana viva más importante, porque acumula la historia de la música en sí misma”, asegura la productora y musicóloga Élsida González. Nota aquí.






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