domingo, agosto 22, 2010

Luis García Montero

Día de gloria.
Una vez fui un artista famoso durante una hora. Sucedió, por un malentendido, en el chiringuito de la playa de Punta Candor. Mira, ahí están Joaquín Sabina y Manolo García, oí que comentaba un socorrista. Ni Joaquín, ni Benjamín Prado, ni su hijo Benjaminito, se dieron cuenta de la confusión. Nada más sentarnos, antes de que el camarero trajese la primera cerveza, se acercaron dos muchachas a pedir un autógrafo. Cuando firmó Joaquín, me pasaron el bolígrafo. Yo escribí todo el cariño de Manolo García. Crónica completa aquí.

0 comentarios: