“No es ‘llegar’ a un lugar, pero es conmovedor”
Los conciertos en Núñez serán el broche para una gira que tuvo cincuenta presentaciones, pero Pintos mantiene el aire de ese pibe que llegó desde Ingeniero White cantando folklore. Y empieza a mirar más allá, preparando dos discos de características bien diferentes.
Abel Pintos tiene 33 años y 22 de carrera. Tiene once discos editados (así se llama el último, 11), y es uno de los pocos que sigue vendiendo mucho de eso, discos. Solo en lo que va de este año lleva hechos unos cincuenta conciertos por todo el país presentando este último trabajo, a los que se suman los 35 que dio entre enero y febrero, en la gira de verano. Casi todos los que restan en su fixture tienen el cartelito de Localidades Agotadas, incluyendo el primero de los dos estadios de River que se anuncian para los próximos 16 y 17 de diciembre, algo absolutamente excepcional para un artista local. Semejante despliegue de cifras y convocatoria podría resultar acaso lógico si se tratase de un artista de esos que se arman para hit a escala planetaria. Pero se trata de un pibe de Ingeniero White que empezó cantando folklore, apadrinado por León Gieco, y que desarrolló una carrera bastante particular más ligada al pop y a las letras románticas de su autoría. Que se legitimó al mismo tiempo en escenarios tradicionales como el de Cosquín (que lo ungió con el Premio Consagración), y que logró captar un público muy amplio en cuanto a edades y procedencias. Lo que se dice, un chico especial. Nota aquí.
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