Entre la celebración y la catarsis
El músico festejó 50 años de carrera y ratificó dos cosas: la empatía con su público y la vigencia de su obra. Sobre el final se juntaron las emociones, con Gieco, Parodi, Aznar y Baglietto, entre otros, interpretando “Todavía cantamos” junto al anfitrión.
“¿Qué escribirías para los tiempos de hoy?, todos me preguntan”. -”¡Libertad!”, grita alguien entre el público. -”Ya la escribí. Mirá”. Con este diálogo y con los versos de “Informe de la situación”, comenzaba el concierto con el que Víctor Heredia celebró sus cincuenta años de carrera, y también aparecían las que serían las marcas que lo hicieron decididamente especial. Una, la de un intercambio constante entre el artista y su público, una charla extendida entre canciones, aplausos, comentarios, gritos de aliento o de agradecimiento, y hasta indicaciones para que se bajen las luces de la sala. La segunda, la más contundente para todos, arriba y abajo del escenario: la sorprendente actualidad de una obra, comprobada entre una gozosa celebración y cierto estado de catarsis colectiva, durante y después del concierto, en un teatro Opera bien lleno. Nota aquí.
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