Juan Urbano contra el árbol genealógico de la corrupción
Benjamín Prado vuelve a echar mano de su alter ego por cuarta vez para su novela ‘Los treinta apellidos’
Juan Urbano se diluye entre palabras y dudas que lo zarandean. Su Biblia son los refranes de su madre y la poesía del Siglo de Oro. La dinámica de la curiosidad lo desarma y le trastoca los planes. Sabe de qué lugar parte, pero no hacia dónde va. Benjamín Prado lo parió en sus columnas de EL PAÍS, donde se obró el bautizo de este profesor de instituto metido a detective y autor de encargo. Un alter ego con el que poner los puntos sobre las íes a un país con sombras negras. El secuestro de niños lo atravesó en Mala gente que camina, la transición en Operación Gladio, el chapapote inmobiliario en Ajuste de cuentas y ahora, en Las treinta familias, el pasado, presente y futuro de los clanes pudientes y las oligarquías periféricas. Como diría su madre: “Te metes en unos fregaos…”.Nota aquí.
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