Antonio Machado, un poeta profundo
El 22 de febrero se cumplirán ochenta años del fallecimiento del inolvidable poeta de Castilla (España), Antonio Machado (1875-1939), perteneciente a la llamada “Generación de 1898”, junto con Miguel de Unamuno, Azorín, Jacinto Benavente, Pío Baroja, Ramiro de Maeztu y otros escritores más.
“Su mirada era tan profunda/ que apenas se podía ver. / (…) Era luminoso y profundo/ como era hombre de buena fe. / (…) Las maravillas de la vida / y del amor y del placer, / cantaba en versos profundos cuyo secreto era de él”.
Estos versos se los dedicó el célebre poeta de Nicaragua, Rubén Darío. Llama la atención que, a lo largo de su poema, en tres ocasiones, utilice el adjetivo “profundo”, ¿por qué?
Porque, a través de su obra poética, Machado acostumbraba filosofar sobre el tiempo y el amor; sobre la vida y la muerte. Me vienen a la memoria unos versos que sirvieron como lema para un encuentro de intelectuales en Valencia: “Cada caminante / siga su camino”. Nota aquí.
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