"La fama es la calderilla de la gloria"
70 años no son nada: Sabina recuerda que huyó a Londres para cantar corridos con un españolísimo sombrero mexicano o para actuar de telonero de Lluis Llach o contratar a Paco Ibáñez
"La fama y la gloria me importan un carajo, a mí lo que me gusta como dice García Márquez, es que me quiera la gente. Y si es mi gente, mejor"
En su nueva irrupción gaditana, en días como estos, Joaquín Sabina estuvo acompañado por Pancho Varona, el legendario líder de "Viceversa", o por su pareja, la fotógrafa Jimena Coronado. Pero también se acercó su primera novia de Ubeda, la catedrática de literatura Virtudes Atero, a quien todo el mundo llamaba Chispa antes de que se hiciera famosa, bajo ese mismo sobrenombre, la mujer de Camarón. A Chispa, a Virtudes, le dedicó la canción "Una de romanos", en la que evocaba la fila de los mancos de los cines de verano donde las parejas hacía manitas bajo la rebeca que debía protegerles del relente: "Chispa era la maravillosa novia del pueblo, tenía todo lo que tenía que tener, era la más guapa, la más simpática. Sus padres se oponían radical y frontalmente, los míos estaban encantados porque era subir un poquito de clase. Su padre era el notario del pueblo, ¿no? Y desde luego, era maravillosa. Y luego, cuando estuve en Granada pues seguía con mi novia del pueblo, pero ya tuve mis escarceos con una inglesa y ahí empezó a irse todo al carajo". Nota aquí.
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