lunes, junio 22, 2020

Rodolfo Serrano

Una tarde cualquiera
¿Sabes? A veces sólo me apetece
mirar por la ventana,
ver pasar a la gente.
Y no pensar en nada.
En ocasiones,
un vasito de vino,
algún libro leído,
de esos que siempre es bueno
que tengas a tu lado.

Y poco más. El gusto
de aquellos cigarrillos
que añoro todavía,
el recuerdo
cada vez más difuso
de algún amor que ahora
ni siquiera me duele.
Y esa extraña añoranza
por los días de lluvia.
Pasear sin que nadie
me interrumpa los pasos.
Huir de los cafés
en los que me conocen.
Y sentarme en alguna
cafetería muy limpia
y camareros más fríos
que el corazón de ella.
Hay días, ya te digo,
que no apetece nada.
Ni siquiera sentarme
a escribir estos versos.

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