Vuelta a las tabernas
A mi amigo, Fernando Orgambides, que me dijo que olvidara males y escribiera de tabernas.
Cuando volvamos, amigos, a encontrarnos,
Ni se piante un lagrimón -como en el tango-,
dejemos que los bares nos recuerden
y el camarero, amable, nos invite
a una ronda por cuenta de la casa.
Que el dios Baco nos sea favorable,
nos arrope en sus manos y nos guarde
del mal de los gorrones de taberna,
de borrachos que tienen un mal vino,
y de aquellos que beben solitarios.
(La soledad es vino rancio y agrio).
Que haya siempre un recuerdo a los ausentes.
Y se brinde por ellos con mesura.
Que la nostalgia nos lleve a los abrazos,
que la tristeza a escote es más liviana,
y aprende -mira que eso es lo sagrado-
lo que dicta la ley de la taberna.
Reparte tiempo y rondas. No se debe
visitar solo un bar. Pombo lo dijo:
"Todos pagan impuestos". Y debemos
contribuir a su escasa economía
con el ánimo alegre y generoso
de los que tienen poco y aún les sobra..
Así, pues, amigos, levantemos
la copa y hasta dentro. No nos queda
mucho más. Dejemos que el pasado
se pierda en la añoranza como espuma
de una cerveza fría y bien tirada.
El futuro es un trago de esperanza.
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