domingo, septiembre 01, 2024

Bar La Escuela

 Cafetines de Buenos Aires: el bar en el que conviven el corbatín de Goyeneche y un opinador de las radios porteñas

Se llama La Escuela porque está frente a una primara pública porteña. Predominan los colores marrón y blanco por la afinidad con el Club Atlético Platense.

En un rincón bajo de Núñez, en la esquina de Manuela Pedraza y Vidal, existe un café bar que hace honor al célebre verso “una escuela de todas las cosas” que Enrique Santos Discépolo escribió para Cafetín de Buenos Aires. Su nombre es: La Escuela. Y aunque su denominación la tomó por la Escuela ubicada enfrente, la N° 12 Profesor Rodolfo Senet, la vida familiar que hay detrás muestra gran parte de nuestra historia como sociedad.

Su dueño actual es Kike Spinelli. Fue su abuelo materno, Enrique Fernández, quien inició el legado. No bien llegó de Lugo, España, en 1929, se empleó en el Centro Galicia. A los dos años tomó la concesión del bar, conoció a su esposa y se casaron. Luego tuvo su propio bar -Los Leones- en la esquina de Congreso y Cramer. Después se mudó a un local más chico en Pedraza y Crámer. Pasó a ser El Leoncito. Hubo un tiempo en que la Argentina del trabajo y el ahorro se concretaba en ladrillos. Por entonces Don Enrique cerró El Leoncito, abrió otro pequeño bar —en Iberá y Freire— que llamó El Galeón y compró la esquina donde hoy funciona el Bar La Escuela con la idea de poner una cantina.

El tiempo pasó, Enrique Fernández se puso mayor y se convirtió en abuelo. El país ya no era el mismo. Los socios que iban a acompañarlo en el proyecto de la cantina se bajaron. Cansado de toda una vida de bar cerró El Galeón, dividió en dos la propiedad de Pedraza y Vidal y se la dejó a sus hijos. La esquina que hoy ocupa el Café Bar La Escuela se convirtió en el depósito del mobiliario cafetero ya sin uso y estuvo cuatro años cerrada.

En 1986 el papá de Kike —y yerno del abuelo Enrique— pidió el local para abrir una casa de repuestos. Un negocio de su conocimiento. La hiperinflación alfonsinista se lo llevó puesto y se fundió. Dos años más tarde desempolvó lo que tenía arrumbado en el fondo y fundó La Escuela. Kike tenía quince años y desde ese 14 de octubre de 1988, trabaja en el bar. Nota aquí.




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