La librería más antigua de España, en Burgos, cumple 175 años entre presentaciones, concursos y cariño al lector
Lucía Alonso, librera de sexta generación en Hijos de Santiago Rodríguez, celebra la efeméride con divulgación literaria.
Santiago Rodríguez Alonso abrió una librería en Burgos en 1850, con Isabel II en el trono. Lucía Alonso regenta hoy aquel establecimiento, como heredera de sexta generación de la librería más antigua de España, operativa desde mediados del siglo XIX a través de los descendientes de aquel burgalés inquieto por la lectura. Cada uno la ha adaptado a su época y la actual sucesora ha decidido festejar el inminente 175º aniversario de la tienda con un completo programa de presentaciones, concursos, coloquios o yincanas con el que, de paso, pretende contribuir a divulgar la literatura. “Hay que mimar y escuchar al cliente”, recomienda la dueña, sin dejarse llevar por gustos personales, pero sí valiéndose del olfato para renovar las estanterías y agradar al público.
El festejo se produce en una cifra inusual, un 175 poco redondo pero significativo: “Un 175 aniversario es una cifra para celebrar, en los 150 no estaba yo y me ha parecido un número bonito al que no llegan muchos. En esta vida hay que celebrar lo que puedas, cuando puedas”. La librera destaca la longevidad de la tienda, que ha sobrevivido a librerías más antiguas cerradas en los últimos años, dejándola al frente de España como más antigua y como quinta de Europa. Una papelería de Sevilla lleva más años abierta, admite Alonso, pero no ha estado históricamente especializada en libros.
El equipo de Hijos de Santiago Rodríguez ha preparado un amplio programa, con actividades de todo tipo, para conmemorar con Burgos esta fecha tan importante. Durante varias semanas hasta final de año, los burgaleses podrán participar en yincanas guiadas por la ciudad para encontrar libros escondidos o asistir a presentaciones con nombres señalados como Julia Navarro, Andrés Pascual o Leticia Conti. Los nuevos tiempos acarrean ideas más modernas que las de hace dos siglos para promocionar libros: sorteos en redes sociales y concursos de disfraces de personajes literarios o autores.
Lucía Alonso lleva 20 de sus 42 años trabajando en el establecimiento, que ha tenido varias sedes durante la historia y ahora se encuentra en la céntrica calle Avellanos. La actual jefa, “lectora voraz”, llegó al mando hace un año tras jubilarse su madre. Ella se adentró en el ámbito literario medio de rebote porque se formó en restauración de arte, pero “tras muchas vueltas”, precariedad y ofertas para “picar cemento en las obras de la catedral”, optó por la tienda: “Para eso me quedo en la librería, que es de mi familia. Nadie me impuso el legado familiar, lo he decidido por mi cuenta y riesgo y no me arrepiento”, explica la burgalesa mientras recuerda que hace varias décadas cerró una editorial propiedad de la familia y que la pandemia se llevó por delante otro local administrado por el clan. Las enseñanzas del trato con el público, adquiridas también a base de observar las mañas de su madre, le han permitido establecer una indispensable confianza con el comprador. “Mucho trabajo y mucha constancia y mimar y escuchar al cliente siendo amable”, receta Alonso, además de “leer mucho y estar al tanto de lo que se vende en cada momento, de lo que van a pedir… y ser un poco adivino”. Nota aquí.
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