“MURMULLOS DE MAR”
Hay quehaceres que acunan.
Remolinos y altibajos.
Veredas luminosas.
Sollozos en los bosques.
Llaves mágicas entre los desechos.
Transmisores de dulzura.
Garras encadenadas.
Presas en los móviles.
Hilos de hielo zurciendo lágrimas.
Tercas mansedumbres coleccionando nudos.
Hay ecos. Huellas. Laberintos.
Nubes luminosas.
Chimeneas sin humo.
Bobalicones levantando falsedades.
Gemidos mudos.
Discursos para esclavos.
Murmullos de mar.
Desbarajustes.
Tumultos. Borrascas. Hojarascas.
Guaridas de luz.
Ritos incoloros en óleos sin lienzo.
Gritos en los estambres.
Máscaras sin guion.
Lanzas sin flechas.
Infinitas armaduras sin cabeza.
Racimos ebrios de dolor.
¿Y después?
Después de todas esas murallas.
De los aullidos que yacen sin auxilio.
De los humedales en la sombra.
De todas esas tempestades.
De cada una de esas cicatrices.
Delante y detrás de venturas, aventuras y desventuras,
estás tú.
Resplandeciente.
Besando mi almohada cada noche.
Trenzando de colores mi sonrisa.
Apuñalando a los fantasmas del abismo.
Acariciando las marismas de mi alma.
Dándole volumen y armonía a mis poemas.
Brotando.
Alunizando en el planeta de mis ojos.
Aligerando el equipaje de la niebla.
Tú.
Mi jubilosa y entrañable criatura soñadora e invisible.
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