Dani Martín revive a El Canto del Loco y por el camino despotrica contra la música urbana
El nuevo disco del madrileño, ‘El último día de nuestras vidas’, se agarra a la eficaz fórmula de su exgrupo mientras le zumba al estercolero digital.
Dani Martín ha adelgazado 30 kilos y se le ha puesto la voz ronca, sin tener que ver una cosa con la otra. También dijo en una entrevista publicada por este periódico que alguien le comentó que Diego A. Manrique, el crítico musical más relevante de este país, dijo un buen día: “Joder, qué injustos fuimos con El Canto”. Martín pretendía cerrar así el debate, 30 años después, sobre si El Canto del Loco, el grupo donde se dio a conocer, resultó intrascendente o tuvo algún interés, analizado con la perspectiva del paso del tiempo. Y de paso preparaba el terreno para su nuevo disco, El último día de nuestras vidas, que suena a El Canto de forma plausible. Hay una fisura en este plan: Manrique confirma hoy que nunca afirmó aquello: “Es pura fantasía que yo dijera eso”.
Aclarado el episodio, a lo que vamos: El último día de nuestras vidas (que se publica hoy viernes 29), el sexto álbum en solitario de Dani Martín tras protagonizar uno de los dos grandes fenómenos del pop comercial español (La Oreja de Van Gogh es el otro) de los dos mil como jefe de El Canto del Loco. Su nuevo trabajo suena bastante a su exgrupo, con varias canciones con esa fórmula del racarraca guitarrero a lo Green Day con la que reventó junto a su primo David Otero las plazas de toros. También incluye baladas sacadas del molde de las que grabó hace dos décadas. Hay una variación: Martín ya no habla de entrar en garitos con zapatillas ni de liarse con la madre de su amigo (José). Es un tipo de 47 años preocupado por la deriva del mundo moderno. Le inquieta, básicamente, el efecto perverso de Instagram, TikTok y demás redes sociales.
El madrileño se lía a bofetones contra el basurero digital. Todo el mundo conoce el hediondo pantano de mentiras, insultos y, en el mejor de los casos, postureo en el que llevan años inmersas las redes sociales, pero Martín se empeña en advertirlo, quizá para salvarse a sí mismo del chapoteo diario. “Cuánta tontería hay por ahí, todo el mundo es coach y está feliz. / Esa red social os va a destruir, ¿dónde se perdió nuestra raíz?”, canta en Burning man. Unas redes sociales, por cierto, que él utiliza con asiduidad, y no solo para vendernos sus productos.
También dispara contra la escena urbana en Novedades viernes, donde cita a J Balvin y a Bizarrap y donde toma prestado aquel título del disco en directo de Extremoduro, Iros todos a tomas por culo: “Iros a tomar por el culo, que vais de que ahora sois los que hacéis música popular. / Iros a tomar por el culo, estoy harto de ese ritmito que me hace vomitar”. Se expresa con frecuencia por medio de palabras malsonantes, en plan malote: mucho puto delante de un adjetivo, algún que otro cabrón.
Dani Martín es un tipo imposible de ignorar, y eso es algo que se ha ganado gracias a la manera tan sincera con la que ha gestionado su popularidad, aireando sin pudor sus traumas. Su discurso, su persona, provocan empatía e incluso ternura. Por eso le perdonamos versos como: “Dicen que soy un cabrón, un suicida, me dicen ‘amor, no hay nadie como tú’. / Dicen que soy un buen perla perlita. / Dicen y dicen, ¿y qué dices tú, mi amor?”, canta en Perla Perlita, donde se inspira para los “ooooh” en Andrés Calamaro. También se debe valorar su creíble pasión por la música, sobre todo por el pop-rock español. Más de un músico ha renacido profesionalmente después de que Martín le citara en sus entrevistas. Nota aquí.
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