UN CIERTO LADRIDO LEJANO
A estas horas las tejas se vienen abajo
arrastra las horas vencidas
se cubre el cielo de cuervos
las sombras extienden silencios
que apagan un ladrido lejano
en paisaje de jardines averiados
cada noche se pierde una flor
derramada en la anónima esquina
donde la primavera es pasado
y el mar un recuerdo perdido
en la bruma del hipotálamo
cada mañana subo de nuevo la piedra
asciendo por el sendero de luz
la tarde de otoño se apaga
son penumbra las acacias tras la ventana
las sombras estan calladas
los relojes
las campanas
el rumor de las abejas
las olas de espuma blanca
el espeso silencio se funde
me inquieta el murmullo nocturno
la pulsión ruidosa que no dice nada
con tanto espacio de noche cerrada
quién diría que me asfixia el tiempo
ese depredador que me roba la calma
el ladrido lejano regresa
el asfalto obsesión solitaria
ondas de temblor me arranca
aquel sol de la infancia que agonizó el Poeta
lentamente la piedra rodará al abismo
y los cuervos en eterno retorno
serán pétrea sombra de la nada.
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