viernes, septiembre 05, 2025

Fernando Bravo

 Fernando Bravo, el caballero de la radio: nunca un insulto y el retiro a la vuelta de la esquina

A los 81 años dice que a su carrera "le estoy poniendo un moño".

Su amistad con los artistas, los asados con Serrat y el lenguaje inclusivo.

Estamos hablando de que Andrés Calamaro es bastante partidario de las entrevistas vía mail porque, según dice, piensa mejor por escrito. Fernando Bravo arquea las cejas y pone cara de ajá: “Yo pienso mejor radialmente porque soy de hablar poco y encima tengo poder de síntesis. Mi mujer me hace una pregunta y yo le contesto en una baldosa. Crecimos en una época de hablar lo justo. Después, acompañamos con la cabeza, hacemos un gesto para que la otra persona crea que le estamos prestando atención, pero a los tres minutos ya estamos en otra".

No da la impresión de que pronto vaya a necesitar ayuda para cruzar la calle. Fernando Bravo es de esa gente grande que va quitándole épica a los centenarios. Te guste o no te guste, todo el mundo coincide en un valor inalterable: "un señor con todas las letras". Unánime. ¿Por qué se le notará tanto? ¿Es algo exclusivamente suyo o estamos rodeados de un statu quo guarango que provoca en él cierta y conmovedora beatitud?

Dice odiar el insulto. Lo dice con la comprensible gestualidad de un señor con 60 años de experiencia en micrófonos. Cuando se habla de esto, increíblemente, todos los caminos conducen a Javier Milei.

-Como si el Presidente hubiera eclipsado al mismísimo Jorge Corona, ¿no?

-Un día yo dije al aire la palabra "boludo", hace poco, y me llamaron los oyentes. Vivimos en un país raro donde el Presidente ha tenido que decir que no va a insultar más. En los medios de comunicación ahora cualquier conductor dice “chupame las bolas” “anda a la puta madre que te parió”. En los streamings se habla con un idioma totalmente descarado. A lo mejor están convencidos de que así logran otra fuerza, otro convencimiento. La cosa es que en un momento se me escapó al aire la palabra "boludo" y me saltaron a la yugular los propios oyentes.

-Ni eso te permitís.

-Ni eso, digo dolubo, a eso me animo. Al "hijo de puta", no. José Luis Espert dijo que Cristina era una "hija de puta" y mucha gente se levantó y se fue de una charla que estaba dando. Se estremecieron todos. Creo que yo hice ese comentario y, de rebote, se me escapó un “boludo”. Pero mi comportamiento radial no incluye el insulto. Puedo decir hijoe… a buen entendedor. Si a vos te gusta la pornografía, anda a un kiosco, comprate la revista más porno, te las llevás a tu casa y vas a encontrar pija, verga, chota, paja, lo que quieras. Es una revista específica. Pero en la radio, si vos decís "andá a la concha de tu madre" no da porque no sabés adonde llegás. Te pueden escuchar en Japón. Es un medio mucho más abarcativo de lo imaginable. Va un señor en el auto con su hijo y me escucha decir "la concha de tu madre” y estoy viendo al pibe preguntándole al padre qué quiere decir eso.

A propósito de esto dice que cuando "desenfucha" va al teatro y que, por el título, tuvo bastante resistencia a Una Navidad de mierda. Bravo es ante todo una presencia nunca imperdonable.

El lenguaje inclusivo

-¿Y lenguaje inclusivo se habló en tu programa?

-No, no, esa boludez no. Conmigo nunca nadie habló en lenguaje inclusivo. He tenido gente que defendió posturas feministas muy arraigadas y yo tolero todas las opiniones. Tema aborto. Hemos peleado al aire con compañeros míos que han defendido esa posibilidad. Cambiamos expresiones civilizadamente. No es mi programa: yo conduzco un equipo de trabajo con gente que tiene absoluta libertad de expresión. Soy de los que creen que lo peor que nos puede pasar es tener una opinión única para todo. Nota aquí.



0 comentarios: