jueves, octubre 16, 2025

Cucuza Castiello

 Cucuza Castiello celebra medio siglo con el tango

Con su Trío Inestable y numerosos invitados, el cantante hará función doble. Cucuza cultiva desde hace años la idea de “tango de juntura”, acercando estilos y generaciones. 

“No tengo mucha vida antes de cantar”, sonríe Cucuza. Es que a Hernán “Cucuza” Castiello el documento le delata 56 pirulos y este jueves a las 21 celebrará medio siglo con el tango en La Trastienda (Balcarce 460) con su Trío Inestable (que incluye a la enorme Noelia Sinkunas y a su hijo Mateo). Es que el hombre arrancó a cantar en público siendo muy pibito, de caballera abundante y corte tacita, como se estilaba en la época. Ahora ya no es un pibito –tampoco un veterano en sentido estricto- y el corte tacita es una imposibilidad innegable, pero se da otros gustos. Por ejemplo, hacer función doble en el escenario de San Telmo con una cantidad de amigos impresionante, que incluyen a Ysy A, La Chicana, Zorrito von Quintero, Amores Tangos, Hugo Rivas, Lidia Borda, Manuel Moretti, Tango Bardo, Hernán Casciari, Guillermo Fernández, los bailarines Julio Dupláa y Johana Copes y otras figuras del tango, del rock y de algún otro género más también.

“De movida creo que cualquier persona que haga 50 años lo que le gusta hacer, me parece que tiene un balance más que positivo, de verdad. Y yo encima me siento querido”, explica frente a un cortado de El Faro, el bar de Villa Urquiza donde se aquerenció hace casi dos décadas con un ciclo de cantor y guitarra que renovó el lugar y lo convirtió en una figura insoslayable de la renovación tanguera de este siglo. “De alguna manera el ciclo del tango voló al barrio, empezamos ahí con Moscato (Luna) en el 2007, bueno, operó un poquito también como rescatista del bar, que estaba muy, muy para abajo”, comenta.

Cucuza mira las paredes del bar y recuerda que ahí compartió charla y música con Rubén Juárez. Que el tango lo llevo a cantarle “Confesiones de invierno” al mismísimo Charly García. “El tango me dio amigos, y no lo digo metafóricamente, cantando acá conocí gente que hoy pasa Año Nuevo en casa”, señala.

“Haciendo un resumen ajustadito, yo a los 6 empiezo a cantar en las peñas de tango de ese momento, a las que todavía iba gente muy grosa, te hablo de Morán, de Podestá, de Héctor Varela, de los veteranos. Yo convivía con eso pero no dejaba de ser el bichito raro, porque ya no era la época de oro del tango ni mucho menos”, rememora. Después –es historia conocida- entra el fútbol en su vida. El fútbol profesional (y años después cantarle “El sueño del pibe” al Diego), Argentinos Jrs y finalmente una lesión que lo alejó de las canchas y lo acercó nuevamente al tango. “Nunca dejé de cantar, pero la noche tanguera no se lleva muy bien con la mañana futbolística”, acotará al respecto. “Pero yo seguía cantando y para muchos era el jugador que cantaba, igual que para algunos hoy soy el cantor que jugaba, ¿no?”. Nota aquí.



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