Mujeres solas
Siento una gran ternura -tal vez sea
la edad- por las mujeres que aún esperan,
en silencio, que pasen estas sombras,
Contemplo su cansancio, el calendario
colgando de sus ojos y una cierta
tristeza entre los labios apretados,
esa desolación del fin de un mundo.
Yo no sé a quién esperan. Ellas mismas
han olvidado el nombre de quien fuera
su cita y su pasado y su mañana.
Quizás ya no haya nadie en su memoria.
Mas las veo, pacientes, en las calles,
sentadas en los bancos, esperando,
tal vez, un autobús que nunca llega,
o solo una palabra, una palabra.
Arregladitas siempre con esmero,
igual que una patena, por sus ropas
el tiempo pasa lento, como un sueño,
como dulce caricia de los niños.
Agarradas al bolso y a la vida
que hace tiempo dejó su carne yerta,
que traicionó sus años, los relojes,
la soledad en punto de sus cuerpos.
Las abrazo en el verso, las abrazo
en su silencio que anda por mi sangre,
me acerco hasta su alma y beso en ella
mi propia soledad y mi tristeza.
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