lunes, marzo 31, 2025

Ismael Serrano

 Una noche mágica con Ismael Serrano en la Argentina

El cantante español conquistó una vez más los corazones de un Movistar Arena repleto con la interpretación de sus mayores éxitos en versión sinfónica. El resultado fue un espectáculo de calidad que arrancó lágrimas en los ojos de los miles de espectadores.

Mucha agua corrió debajo del puente desde que en 1997 el cantautor español sacó su primer disco, Atrapados en azul. Pero el romance con el público argentino -y su magia- siguen intactos y se confirmó ayer por la noche, cuando unos 20 minutos pasadas las 21, hora en la cual estaba programado el comienzo de su show en el Movistar Arena, salió finalmente a escena Ismael Serrano para confirmar su vigencia como uno de los artistas de habla hispana más importantes del momento. Este show fue distinto, único, y quienes ya lo han visto en otras oportunidades habrán notado la diferencia apenas llegaron al estadio, ya que las decenas de instrumentos y músicos a oscuras anunciaban que habría una sinfónica acompañando al artista. De hecho, no en vano esta serie de conciertos se llaman Sinfónico y a la impecable voz del madrileño se suma una imponente orquesta de más de 40 músicos de primer nivel en el escenario. 

Las canciones se sucedieron unas a otras y el público local deliró con cada gesto, cada mirada cómplice y cada estrofa. Por supuesto sonaron los infaltables Papá cuéntame otra vez, Vine del Norte, Ana, Vértigo, Sucede que a veces, y los más nuevos como Estaré ahí -aquí hizo una mención especial y contó que se la dedicó a su hijo- o la bella Nieve. 

El show duró más de dos horas y fue prolijo, emotivo y prácticamente sin fallas. Ismael se mostró de buen humor durante toda la noche y nuevamente, como en presentaciones anteriores, invitó al escenario a Camilú, la cantante y compositora nacida en Puerto Madryn que mantienen una gran relación con el español. Juntos cantaron la dulce Cállate y baila, sacando lágrimas en muchos de los deleitados espectadores que, dicho sea de paso, colmaron el Movistar Arena. De hecho, a simple vista no cabía un alfiler.

A nivel público, lo que nuevamente se confirma es que a Serrano lo escuchan y siguen personas de lo más heterogéneas: hombres, mujeres, parejas, jóvenes, amigos, amigas y muchas familias que disfrutaron hasta la última de sus más de 15 canciones.

En definitiva, una vez más Ismael Serrano mostró por qué es tan querido en nuestro país y aunque aún restan algunas presentaciones, ya se lo extraña como a un amigo que viene de visita porque simplemente vive un poco lejos. Nota aquí.








Guada

 

Carlos Chaouen


 

Eduardo Sacheri

"La realidad se cambia desde la racionalidad"

En su última novela, el escritor, guionista y licenciado en Historia cuenta la vida cotidiana de personajes que viven en una Buenos Aires agitada por la Guerra de Malvinas. Sacheri señala que durante el conflicto “hubo una peligrosa ingenuidad de la sociedad" y subraya que "las grandes narrativas se llevan mal con reconocer los errores".

De la euforia a la desolación. Dos palabras que condensan lo que sucedió entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982, dos meses y medio vertiginosos en los que un país movilizado por un optimismo ingenuo hacia la guerra no pudo (ni quiso) ver que el enfrentamiento con los ingleses era como esos partidos en que la derrota está definida antes de empezar a jugar. Los sujetos de esta historia cambian abruptamente del “¡Tomamos las Malvinas!” a la desazón y rabia de un interrogante encadenado: “¿Cómo puede ser que se hayan rendido? ¿Cómo pueden ser tan cobardes de haber perdido?”. En Demasiado lejos, Eduardo Sacheri alumbra en un primer plano la vida cotidiana de un puñado de personajes que viven en una Buenos Aires agitada por el fulgor de un conflicto atravesado por la desinformación y un triunfalismo delirante. El mozo de la Casa Rosada, una joven que le escribe cartas a su novio en el frente, un grupo de amigos en un bar, una familia que teme por la vida de su hijo y una secretaria que trabaja en la Cancillería trenzan las pequeñas historias a flor de piel sobre el telón de fondo de una guerra tan errática como neblinosa.

“Hay una cosa elusiva en la poca narrativa de ficción que hay sobre Malvinas, como si fuera un tema muy difícil de entrarle, y me llama la atención ese silencio tan fuerte. Me da la sensación de que es un tema extremadamente incómodo, además de complejo, porque que sea complejo no necesariamente lo volvería tan poco frecuentado”, explica Sacheri, que le dedica su última novela “a quienes intentan no dejarse encandilar”. El escritor, guionista, licenciado en Historia, profesor y reconocido hincha de Independiente, propone que la incomodidad de Malvinas tal vez tenga que ver con que fueron meses de un enorme involucramiento de la sociedad argentina y cuando terminó “esa suerte de encandilamiento” muchas personas se dieron cuenta del error. “Hubo una peligrosa ingenuidad de la sociedad en cuanto a la actitud que tomó, por supuesto que no fue todo el mundo, pero sí la mayoría”, aclara el autor de las novelas La pregunta de sus ojos, Aráoz y la verdad, Papeles en el viento, Ser feliz era esto, La noche de la usina, Lo mucho que te amé, El funcionamiento general del mundo y Nosotros dos en la tormenta. Nota aquí.




Kevin Johansen & Liniers

 

Dani Flaco

 


Antonio Machado

 Rodolfo nos cuenta de Facebook.

En 1990, en Nueva Revista apareció un artículo de Rubén Darío escrito en La Nación, de Buenos Aires, el 15-6-1909. Ahora gracias a Alfonso Méndez y la Academia Edu, podemos recuperar un texto inédito de Antonio Machado que Rubén Darío cita en ese artículo. Recojo aquí la parte en la que habla Machado del papel del poeta.
¿Qué pueden hacer los poetas por la patria? Algunos creen que los poetas deben cantarla, loarla, jalearla. Otros, más avisados, piensan que los poetas no la cantan, la revelan. Con éstos estoy. Yo digo a los poetas: hemanos míos, sed hombres y desdeñad la literatura y las palmas académicas, y como nada hay divino que no sea humano, matad también vuestra vanidad de trompeteros celestiales. Que Platón os niegue los honores, pero os admita en su República, Convencidos de ser, no os curéis de aparentar. No perdáis vuestro tiempo en llamar la atención. ¿Seréis vosotros castillos de pólvora que anden y truenan para asombro de “isidros”? Poetas hay que arden como yesca y de puro tronar nadie los escucha. Huid de esos fanfarrones. Cantad, cantos; es vuestro oficio: pero cuando nadie os escuche. Asi únicamente algún día os escucharán.
Y sobre la política dice:
Responded de vuestras palabras con vuestros actos, o al menos con vuestras intenciones. No amarguéis el corazón del pueblo con la pesadilla inacabable del «hacer que hacemos». Del árbol de la experiencia, un fruto ha caído maduro a nuestros pies: la desconfianza. Moderad también vuestros apetitos. Vivid con holgura v hasta con lujo, pero no acaparéis en vuestras arcas más oro del que necesitáis. Ya que el pueblo os enriquece, procurad vosotros que el pueblo tenga qué comer. Si reñís batallas, reñidlas de verdad y huid de todo simulacro. No tengáis demasiada fe en la elocuencia. Un buen orador no ha de ser necesariamente un buen gobernante, y muchos triunfos de la oratoria pueden costar sangre al país. Preferid a la vanidad del aplauso inmediato, que el pueblo os agradezca vuestros actos. Si esta gratitud llega tarde, es, en cambio, duradera y profunda, vale más. Pensad en la gloria póstuma. El mejor gobernante será aquel cuyas medidas de gobierno tengan más consecuencias beneficiosas para su patria.
De su obra hablaremos dentro de algunos siglos.



Edgar Oceransky & Andrés Suárez

 

Nito Mestre


 

Rafa Mora

 GALIMATÍAS PARA RELATOS VITALES

Me anudo a planteamientos sin desenlace.
O a desenlaces con planteamientos anudados.
O incluso me planteo anudar desenlaces.
O, por qué no, desenlazar los nudos que se me plantean.
(Que no es lo mismo)
Y en última instancia, y sólo como último recurso,
plantearme nudos para vivir desenlaces.



Fito Páez

 

Tontxu Ipiña


 

Tute


 

domingo, marzo 30, 2025

Raphael


Marwán & Amigos

 Elena nos cuenta por Facebook.

Marwán & Amigos.

Tremendo concierto lleno de magia, energía y muy buena música. El Ambiente de las grandes ocasiones con muy buenas vibraciones, mucha complicidad entre todos los grandes talentos que llenaban el escenario.
Evento único y sin parangón organizado por @bancomediolanum dentro del Festival @festival_millenni en la sala @parallel62bcn
Un cantautor que fusiona y maneja con agilidad cualquier estilo y lo lleva a su terreno y lo llena de una lírica maravillosa en la que conviven temas románticos, con canciones reivindicativas y reflexivas.
Paisajes sonoros intrépidos, íntimos, alegres y melancólicos en una voz prodigiosa acompañada de grandes músicos.
El poeta y compositor ha conquistado y convencido a todos lo que llenaban la sala dibujando sonrisas e invitando a bailar y corear a todo pulmón su último disco El Viejo Boxeador y los temas ya míticos del artista que ha compartido con su banda y amigos.
Trayectoria imparable y ascendente que se abre a nuevos universos musicales sin olvidar sus orígenes y siempre agradecido, humilde y humano.
























Rebeca Jiménez

 


Joel Reyes

 

Joaquín Sabina

 El zorro no pierde las mañas, Joaquín Sabina tampoco: crónica de su show en Montevideo

El artista español se presentó en Uruguay en el marco de su gira de despedida "Hola y adiós" y reafirmó su afecto por el país.

Su rostro es un mapa de las bifurcaciones que lo convirtieron en este poeta que canta sus versos. Contesta a los aplausos con un “gracias, muy amables”, como si siguiera ganándose la vida en el London Underground y viviendo de prestado. El madrileño por adopción que personifica la definición de Don Juan —sin importar el paso de los años— y cuyas letras lo confirman. Con su bombín signatura y sentado de piernas cruzadas despliega aires elegantes, pero sin perder la osadía.  

“Ni rey de los suburbios, ni flor del precipicio. Ni cantante de orquesta, ni el Dylan español”. Pongamos que hablamos, entonces, del trovador de Tirso de Molina. 

Joaquín Sabina volvió a presentarse en el Estadio Centenario en la noche de ayer. La última vez había sido en abril de 2023. Con un setlist de 20 canciones, se aseguró de darle a su grupo de devotos —integrado por diferentes generaciones— un recorrido por su carrera. Haciendo alusión a las promesas incumplidas de retirarse en ocasiones anteriores, afirmó que esta es “de verdad” su última gira.  

El espíritu de despedida se mantuvo durante las dos horas de espectáculo. En un principio, y pasadas las 21 horas, cuando abrió con el videoclip de “Un último vals”, en el que las apariciones de Joan Manuel Serrat y Ricardo Darín fueron ovacionadas por el público. A continuación, con “Lágrimas de mármol” y “Lo niego todo”, que ambientaron un confesionario a cielo abierto. 

Sabina tiene la capacidad de pintar escenas situadas en las calles de Madrid con su voz. Sin embargo, es conocido el vínculo que mantiene con Argentina y Uruguay. Con luces azules tiñendo el escenario, expuso su antología de recuerdos con uruguayos: haber cantado con Zitarrosa en Madrid, las comidas en lo de Eduardo Galeano y las visitas a Mario Benedetti, las menciones a íconos de las letras como Onetti, Idea Vilariño e Ida Vitale, su padrinazgo artístico con Jorge Drexler y la amistad “bastante singular” con Pepe Mujica, al que definió como “el presidente más importante que ha tenido Latinoamérica”. En el medio, coló un “Viva el Uruguay, carajo”.  

Volvería con guiños y gestos de afecto hacia el "paisito" en el último tramo del show, cambiando el “muchacha de ojos tristes” por “charrúa de ojos tristes” en “Contigo”, además de cantar “Yo no quiero París con aguacero, ni Pocitos sin ti”.  

Con un par de acordes de piano y golpes de batería, cortó con la dulzura y fue directo a “Mentiras piadosas”. El rol de la banda fue haciéndose más visible conforme el show avanzaba. En especial el de Mara Barros, corista y cómplice indiscutida del artista, cuyos fanáticos reconocen e incluso le guardan afecto. Los primeros indicios llegaron con las dificultades técnicas del teleprompter, que comenzó a fallar en “Ahora que...” y que inicialmente solo provocó un par de sonrisas incómodas en el escenario. 

“Calle melancolía”, perteneciente a Malas compañías (1980), el segundo álbum del español, sirvió como un regalo de calma y un retorno a los comienzos de su carrera, procedido por dos clásicos:“19 días y 500 noches” y “Quién me ha robado el mes de abril”.  

En sus presentaciones, es común que el español aproveche para darle paso a sus compañeros mientras descansa y cambia de vestuario. Sin embargo, la primera pausa fue abrupta. En "Más de cien mentiras", cuando presentaba a su banda, advirtió que no volvería a cantar hasta que se resolvieran los problemas técnicos. Después de unos segundos de incertidumbre en la oscuridad, Mara Barros se adueñó del escenario con "Camas vacías" y Jaime Asúa, guitarrista, siguió con "Pacto entre caballeros". Antes de que finalizara esta última, Joaquín retornó, dejando atrás el saco azul con detalles bordó y sombrero beige para darle paso a una camisa polkadot y el bombín negro. El enojo había quedado atrás para él, y también para sus fanáticos, que aceptaron las disculpas. Nota aquí.






César de Centi

 


Frank Delgado

 

Café Harvard

 Cafetines de Buenos Aires: el encanto oculto del Harvard, el estímulo musical externo que recibe y el sueño inocente de su dueño

El Café Harvard acumula 53 años de historia en una esquina del barrio de Balvanera. No tiene una estética tradicional y carece de una edificación de características modernas, pero encierra el enigma de esos espacios que simulan ser anónimos y no lo son. Los secretos que esconde un café que se mantiene inalterable hace veinte años.

Un par de semanas atrás escribí sobre el Café de los Angelitos, el célebre rincón de Balvanera. En el relato me referí a la importancia de la formación de los chicos en edad escolar en temas referidos a la memoria colectiva y la importancia de los cafés en la identidad porteña. Para fortalecer el concepto me apoyé en uno de los versos que Enrique Santos Discépolo compuso para “Cafetín de Buenos Aires”. Hoy vuelvo al barrio por más. Para afirmar que así como Discepolín escribió que “el café es una escuela de todas las cosas”, Balvanera tiene a Harvard.

El Café Harvard queda en la esquina de Hipólito Yrigoyen 2500, esquina Alberti. Cuenta Carlos Alberto Martínez, su actual dueño, que el lugar data de 1972. A juzgar por la antigüedad del edificio, habrá abierto en simultáneo con la ocupación de las viviendas de las plantas superiores. El nombre del café es sugestivo. Le pregunté a Carlos y me respondió, sin demasiado rigor académico, que la denominación debió haber sido puesta por la proximidad con la Universidad del Salvador (USAL) cuya sede estaba en la misma cuadra de Hipólito Yrigoyen, pero sobre la vereda de enfrente. El instituto académico ocupaba el predio del antiguo Instituto de las Hermanas del Niño Jesús, una congregación femenina con más de 100 años de presencia en el país. En 1970 las monjas se marcharon y la construcción, del año 1919, fue adquirida por la USAL. Hoy ya tiene otro destino. El edificio fue vendido y se está reformulando para dar lugar a viviendas de alta gama.

Carlos Alberto Martínez, “rector” del Harvard desde 2006, tiene probados antecedentes para conducir esta casa de bajos estudios de Balvanera. Nacido en Nueva Pompeya, hijo de padre lechero, cursó estudios en la Escuela de Comercio N° 1 Joaquín V. González, de Barracas. Antes de ser gastronómico, Carlos fue canillita en la parada de Famatina y Monteagudo, a las puertas de la Quema. Después, siempre antes de tomar posesión del Harvard, trabajó en un bar de Independencia y Pasco. Pero su extenso curriculum vitae no termina aquí. Ya lo completaré. Nota aquí.





Luis Pastor


 

Fito Páez

 

Alfredo González

 Alfredo nos cuenta por Facebook.

Pronto estaré de mudanza física, musical y psicológica. Puede que también mental, porque la vida son mudanzas que se nos acumulan y las cajas que perdemos por el camino.
Así que rezo, sí, yo que sólo creo en muertos. Rezo en esta impresionante foto que me hizo en Tinéu el genio @ivanperezinvisible Rezo para que las cosas vayan bien.
Muy pronto sabréis de la nueva casa, del nuevo hogar. Abro una ronda de preguntas. Y una de besos, que siempre los tengo a mano.
P.D. Podéis preguntar lo que queráis. ¡Ahora o nunca!





Ángel Petisme


 

Kevin Johansen & Liniers

 

Álvaro Mangino

 Álvaro Mangino, el sobreviviente de la tragedia de los Andes que subió al avión por azar y, antes de morir, recibió una señal de los que quedaron en la montaña

El empresario uruguayo falleció a los 72 años. Estaba convaleciente y tenía graves problemas de salud, producto de una neumonía de la que le costó recuperarse.

Álvaro Mangino Schmid, uno de los 16 sobrevivientes de la tragedia de los Andes, falleció en Montevideo este sábado a los 71 años, luego de una larga lucha contra problemas respiratorios derivados de una neumonía.

En febrero del año pasado, el empresario uruguayo había compartido una foto de la última vez que volvió a la Cordillera y contó que sufría de complicaciones derivadas de una enfermedad, de la que le costó recuperarse.

“El cielo nos regaló un doble arcoíris. Me gusta pensar que era una señal de mis amigos que se quedaron en la montaña”, escribió Magino en sus redes. Además, reconoció que sería la última vez que regresaría al Valle de las Lágrimas. En esa época ya estaba mal de salud y tenía que usar ayuda de oxígeno.

Al igual que su muerte, la historia de su vida dio la vuelta al mundo, ya que estuvo marcada por una experiencia tan trágica como conmovedora: el accidente del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, que se estrelló en la cordillera de los Andes el 13 de octubre de 1972.

En 2023, el estreno de La sociedad de la nieve en Netflix, dirigida por el español J.A. Bayona, lo volvió a colocar en el centro del escenario la tragedia. Mangino, interpretado por el actor argentino Juan Caruso, fue uno de los protagonistas más destacados del relato.

Nacido el 31 de marzo de 1953 en Montevideo, Mangino no formaba parte del colegio Stella Maris ni del equipo de rugby Old Christians Club, núcleo de gran parte del grupo que emprendió el viaje a Chile. Su presencia en el avión fue producto de una invitación de último momento.

Dos amigos suyos, uno de ellos presidente del club, iban a viajar, pero se bajaron por razones personales. Él también había desistido, hasta que Marcelo Pérez del Castillo, capitán del equipo y figura clave durante la tragedia, lo convenció en persona de sumarse al viaje.

El avión, que transportaba a 45 personas, se estrelló contra un risco a más de 3.600 metros de altura en el lado argentino de la cordillera. Treinta y tres sobrevivieron al impacto inicial, pero solo 16 resistieron los 72 días posteriores en condiciones extremas, con temperaturas que caían por debajo de los -30℃ (-22℉), sin abrigo, alimentos ni esperanza inmediata de rescate.

Mangino tenía 19 años en el momento del accidente. Sufrió fracturas graves en la pierna izquierda –tibia y peroné– y quedó incapacitado para moverse durante toda la odisea. El médico y también sobreviviente Roberto Canessa logró recolocar los huesos de forma rudimentaria, sin instrumentos ni anestesia. Mangino pasó los días en una hamaca improvisada, protegida del suelo helado, lo que terminó por salvarle la vida cuando un alud sepultó a parte del grupo y causó la muerte de Marcelo Pérez.

Pese a su herida, participó activamente en las tareas vitales para la supervivencia del grupo, especialmente derritiendo nieve para obtener agua potable. Aislado inicialmente por no conocer a la mayoría, fue apoyado por compañeros como Canessa y Eduardo Strauch, que lo protegieron del desánimo.

Juan Caruso, quien lo conoció personalmente antes del rodaje, destacó en entrevistas que Mangino lo marcó por su resiliencia y su forma de transmitir la experiencia. “Conocí a Álvaro, a Margarita y a toda su familia. Lo primero que me transmitió cuando lo vi fue su fuerza de voluntad”, relató. También subrayó que era la primera vez que la historia de Mangino se contaba con esta profundidad en pantalla. Nota aquí.