EN CASA DE... «MARTA PLUMILLA» (2ª PARTE) - LLEGUÉ, ENTRÉ, ¡ESTABA ALLÍ!... ¡SÍ! ¡NO! ¡SÍ!... ¡ERA ELLA!... CREÍ QUE HABÍA CONSEGUIDO OLVIDARLA, PERO NO... Y, DE REPENTE SE ME DESPERTÓ EL INSTINTO DE POSEERLA... ¡LA PESETA!
PRIMERA SECUENCIA
Llegué al edificio en Lavapiés. Toqué el timbre; Marta me dijo "¡Sube!"... Y subí –«segundo piso ascensor» (aunque no me enteré y subi "a pata")–.
Entré en «La Casa» y ¡me pareció verla! ¡allí estaba en el mismísimo "holl"–en el Sur le llamamos "jol"!... ¡provocativa, con descaro y justo a la entrada! ¡como si me estuviera esperando!...
Di un beso a Marta, a Ma Fée y a Sudón... Pero no pude dejar de contemplarla y ella, la muy cabrona, no dejaba de mirarme fijamente... También –cariñosamente– la llamábamos "la rubia". Crónica aquí.
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