Tambores, pinceles, un hogar construido como quien amasa
El pasado 14 se despidió del Carnaval batiendo tambores con la comparsa Yambo Kenia, feliz de participar nuevamente en un mundo que conoció bien de cerca. Nació en una familia acomodada, pero no tuvo reparos en mezclarse con la cultura popular.
Se fue de este mundo como quiso. Antes de partir se dio un baño de pueblo, entre tambores, purpurina y abrazos, con aroma a choripán. En el mismo mes en que murió de un infarto, Carlos Páez Vilaró participó de las llamadas uruguayas, que lo entusiasmaban desde los años ’40. Gozaba de mucha vitalidad: dicen que pintaba todos los días, entre cuadros de gatitos y soles. Nota aquí.
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