Y al final, las instituciones terminaron ganando la partida
Charly García tenía en mente una serie de canciones que conformaban una fuerte crítica social, en un año especialmente tormentoso para la Argentina. Tanto que lo que terminó saliendo fue una obra muy diferente.
En noviembre de 1972, el rock argentino se conmocionaba con la aparición de Vida, el primer álbum de Sui Generis. El dúo, conformado por Charly García y Nito Mestre, venía trajinando escenarios desde hacía unos años y ostentaba en su haber una serie de temas imbatibles. La sonoridad de las piezas reflejaba la admiración del dueto por artistas como Elton John y Crosby, Stills, Nash & Young. Mientras que la lírica retrataba las típicas problemáticas de la adolescencia. El trabajo, traccionado por “Canción para mi muerte”, vendió 80.000 unidades y elevó a los muchachos a niveles de popularidad sin precedentes dentro del género. Nueve meses después, salió Confesiones de invierno. El opus dos, con gemas como “Rasguña las piedras”, continuaba la línea estilística de su antecesor, pero revelaba otras ambiciones: las letras manifestaban cierta conciencia política y la música mostraba signos de maduración expresados en delicados arreglos orquestales. Nota aquí.
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