lunes, febrero 13, 2017

Luis García Montero

El enemigo en casa o el virus en nuestro ordenador.

La confianza en el futuro es una vieja aliada de la conciencia política. Por eso es lógico que en la situación desolada del presente surjan dudas sobre el porvenir de nuestros hijos. El optimismo de una sociedad depende de que los padres y las madres piensen que sus hijos van a vivir mejor que ellos. Esto resulta hoy bastante difícil de argumentar. Vivimos un tiempo de involución. Las agujas del reloj social han cambiado de rumbo. Después de las 11 horas no vienen las 12 sino las 10. Nota aquí.



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