Cuatro horas de guitarreada a sala llena con José Larralde, última gloria de una raza en extinción
Un viaje musical a través del tiempo. Cercano a cumplir 80 años y a medio siglo de la salida de su primer disco, el folklorista sigue siendo un fenómeno único.
Ni el frío polar ni la llovizna logran vencer un rito ineludible: la asistencia al concierto de José Larralde. El lugar: el Club Italiano del barrio de Caballito. Allí una larga fila copa el hall de entrada. En uno de sus salones, tapizado por carteles con noticias institucionales y trofeos, una señora se toma una selfie junto a un afiche del cantante. Las familias se mezclan con parejas jóvenes, grupo de amigos y chicos con remeras del grupo Almafuerte, herencia de la admiración del rockero Ricardo Iorio por Larralde. Un espectador matiza la espera con una ocurrencia: dice que el público es multitarget y a su alrededor celebran la humorada. Nada más alejado del marketing que la convocatoria en el Club Italiano. En pocos minutos, se ocupan las 300 butacas del auditorio. Nota aquí.
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