Franco, Franco, Franco, mala sombra
Leo un libro de Carlos Fernández Liria y Silvia Casado Arenas, con ilustraciones de David Ouro, titulado ¿Qué fue de la guerra civil? Nuestra historia explicada a los jóvenes (Akal, 2017). El punto de vista fijado en el prólogo asume dos esfuerzos importantes: la verdad y la equidistancia. Son dos esfuerzos que merecen aclaración.
En la época de la posverdad y el relativismo, cuando una parte del pensamiento antisistema colabora sin pensárselo dos veces con la desregulación neoliberal de la economía a base de desregular las instituciones y la razón, Fernández Liria ha defendido la importancia de la verdad en libros como ¿Para qué servimos los filósofos? (2016). No se trata de caer en la ingenuidad de acomodarse a los valores establecidos, sino de apartarse de la prisa en las respuestas. Se trata de aprender a esperar, de vivir el tiempo, de prestarse a dialogar y meditar lo que se dice sobre el sentido de la realidad. Muchos testimonios de la experiencia vivida y el trabajo minucioso de los historiadores, dispuestos a cuestionar la historia oficial fijada por el poder, permite hoy hablar de la Guerra Civil con objetividad. Escriben Carlos y Silvia: "La memoria histórica es como la memoria personal, no podemos vivir sin ella, pero igual que nos ocurre como personas, ocurre también históricamente: lo peor es mentirse a sí mismo". Nota aquí.
En la época de la posverdad y el relativismo, cuando una parte del pensamiento antisistema colabora sin pensárselo dos veces con la desregulación neoliberal de la economía a base de desregular las instituciones y la razón, Fernández Liria ha defendido la importancia de la verdad en libros como ¿Para qué servimos los filósofos? (2016). No se trata de caer en la ingenuidad de acomodarse a los valores establecidos, sino de apartarse de la prisa en las respuestas. Se trata de aprender a esperar, de vivir el tiempo, de prestarse a dialogar y meditar lo que se dice sobre el sentido de la realidad. Muchos testimonios de la experiencia vivida y el trabajo minucioso de los historiadores, dispuestos a cuestionar la historia oficial fijada por el poder, permite hoy hablar de la Guerra Civil con objetividad. Escriben Carlos y Silvia: "La memoria histórica es como la memoria personal, no podemos vivir sin ella, pero igual que nos ocurre como personas, ocurre también históricamente: lo peor es mentirse a sí mismo". Nota aquí.
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