«Cantar y llorar es lo mismo»
Llevaba tiempo sin componer mucho, «no desmotivado, pero más centrado en la poesía», y de pronto, «el hachazo de la muerte de mi madre», cuenta Ángel Petisme. Quince días después (todo el año pasado), «se murió mi mejor amigo de Madrid con un cáncer fulminante y al mes siguiente se suicidó otro de mis mejores amigos y ya me quedé como una estatua de sal, congelado», asegura el cantante, poeta y escritor. Pero el dolor más grande fue el fallecimiento de su madre, Pilar. Entonces, a Petisme le habían encargado un par de proyectos que no sabía si aceptar o no, pero no lo hizo porque decidió hacerle «un disco a mi madre».
Y ahí surgió Pilar, el decimoctavo disco del aragonés, que lo presenta este viernes en la Fnac (19.30) con una pequeña actuación. Además, también dará a conocer su último poemario, La camisa de Machado, que obtuvo el Prix International de Littérature Antonio Machado 2019, publicado por La Isla de Siltolá.
Petisme se planteó el disco como «una forma de duelo, de luto, pero en la medida de lo posible voy a provocar que sea creativo y dulce». Y así comenzó este paseo musical que nació del dolor. «Me puse a escribir delante del ordenador y no me estaba sentando muy bien porque me salían tópicos y era muy lúgubre», así que se fue a Mallorca, a casa de su hermana, y allí se encontró la guitarra que sus padres le habían comprado cuando tenía diez años y «me puse a cantar y a llorar, porque es lo mismo a veces. No se sabe si uno llora o canta pero sentí algo muy fuerte que me estaba abrazando y fue dejarme llevar por ese río y salieron las canciones poco a poco». Nota aquí.
Y ahí surgió Pilar, el decimoctavo disco del aragonés, que lo presenta este viernes en la Fnac (19.30) con una pequeña actuación. Además, también dará a conocer su último poemario, La camisa de Machado, que obtuvo el Prix International de Littérature Antonio Machado 2019, publicado por La Isla de Siltolá.
Petisme se planteó el disco como «una forma de duelo, de luto, pero en la medida de lo posible voy a provocar que sea creativo y dulce». Y así comenzó este paseo musical que nació del dolor. «Me puse a escribir delante del ordenador y no me estaba sentando muy bien porque me salían tópicos y era muy lúgubre», así que se fue a Mallorca, a casa de su hermana, y allí se encontró la guitarra que sus padres le habían comprado cuando tenía diez años y «me puse a cantar y a llorar, porque es lo mismo a veces. No se sabe si uno llora o canta pero sentí algo muy fuerte que me estaba abrazando y fue dejarme llevar por ese río y salieron las canciones poco a poco». Nota aquí.
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