El viaje al infinito de Ismael Serrano y el señor Gorsky.
El cantautor madrileño, a guitarra y voz, demuestra la buena salud de su cancionero en una noche cargada de referencias científicas y metáforas poéticas.
La frasé «Mamá, quiero ser artista», dio pie hace 34 años a una comedia musical, a un estribillo mil veces repetido e incluso a un chascarrillo asumido.
Con eso, una guitarra, y una camiseta de Star Wars, que ya daba alguna pista, salió al escenario del Viva la Vida. Con ella, y un cancionero que bebe de la cotidianidad, del reflejo en el que todos pueden mirarse, llenó casi dos horas de noche cálida. No había estrellas, pero se habló de ellas. Mucho.
«Han sido días intensos, pero aquí estamos», comenzó, tras un inicio directo a la línea de flotación con 'No estarás sola'. El madrileño dijo sentirse como en una noche de guitarreada con amigos en la que las canciones se convierten en luces tenues que hablan de un tiempo donde todo ardía. No, no es poesía. Es ciencia. Concretamente la radiación de fondo, explicó.
Porque uno puede dejarse llevar por las metáforas de canciones como 'Pequeña criatura',' Vértigo' o 'Un muerto encierras' y aprender los detalles del Principio de Heisenberg. El bueno de Werner, (Heisenberg, claro) expuso en 1927 una teoría que, para entendernos, viene a razonar la existencia de universos paralelos. «Y en este, Ismael Serrano es cantautor», lamentó el artista, demostrando que no hay nada mejor que hacer de uno mismo objeto de humor, aderezando el tiempo entre tema y tema con su ración de charla. Una buena ración, porque tiene carrete para hacer de monologuista si deja la canción. Nota aquí.
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