sábado, julio 25, 2020

María Guivernau

LA BARRA DEL BAR

Bebió el último trago
cerrando los ojos
con la absurda esperanza
de volver a abrirlos
y no chocar de nuevo
con su recuerdo.
Pero sus pupilas dilatadas
se empeñaron en dibujarla
en cada mujer
con la que tropezaba.
Y en sus tímpanos,
como una tortura,
todas las canciones
que una vez bailaron juntos.
Emborracharse para olvidar
y, en sus venas,
combustión de alcohol y amor
haciéndole explotar el pecho.


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