"Estoy aprendiendo a no gustar a todo el mundo"
La cantante manchega se confiesa en esta conversación acerca de su sobreexposición durante el confinamiento, la crispación actual y el bajón personal que inspiró su nuevo disco 'El árbol y el bosque'
Cuando María Rozalén (Albacete, 1986) fichó por Sony Music en 2013 empezó una fulgurante carrera con palacios de deportes abarrotados por toda España gira tras gira y una legión de fans (suma cerca de tres millones de oyentes mensuales en Spotify). No fue hasta el estallido de la pandemia cuando descubrió el reverso oscuro de ese éxito. "Curraba sin freno, apenas dormía, peté de cuerpo y mente, era infeliz, me dolía todo, ni podía sonreír cuando me hacían una foto. Pensé: '¿qué mierda es esta?'.
Como ella, son muchos los artistas a los que el parón obligado por el virus les ha traído tiempo para reflexionar. "Mi problema es que no sé decir que no. Cuando el cuerpo se relaja es cuando caes enferma por los excesos que has cometido", dice durante esta conversación en las oficinas de su discográfica en Madrid. En su caso, ese reseteo fue el germen de su nuevo disco, El árbol y el bosque, donde la manchega, psicóloga de formación, se aplica a sí misma el bisturí para desentrañar la madeja en su cabeza. Nota aquí.
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