EL MONSTRUO
Me ha crecido en el alma un monstruo triste
que me llena de sombras, me sumerge
en las oscuras aguas de la duda
y me ensucia el recuerdo.
Es un monstruo que engulle aquellos días
en que volví a creer
que era posible amarnos
y pone en entredicho nuestra historia.
Camina junto a mí por esas calles
que recorrimos juntos,
se mezcla entre la gente,
entra en los mismos bares
en donde todavía viven nuestros fantasmas.
Hoy estaba sentado en el rincón de siempre
escuchando a Louis Armstrong;
riéndose en mi cara me decía
─cómo has podido ser así de imbécil
cuando estaba tan claro
que todo era mentira.
Al salir he querido
eliminar el tiempo de un plumazo,
retornar otra vez al punto de partida
y saltarme esos años.
Y le he pedido al monstruo que se vaya,
que me deje vivir, que no me ponga
la realidad delante de los ojos.
Que me engañe algo más, lo suficiente
para poner a salvo la memoria.
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